domingo, 6 de febrero de 2011

LA CUESTIÓN DE EGIPTO

Hola a todos

Recientemente estamos viendo en televisión y prensa como en Egipto se están produciendo una serie de manifestaciones populares masivas con el objetivo de derrocar al presidente del país, Hosni Mubarak, que ocupa dicho cargo, y el de líder del Partido Nacional Democrático, desde octubre de 1981. Hagamos un poco de historia para ver cuál ha sido la evolución del país hasta la actualidad y por qué se están produciendo estos acontecimientos.

Egipto, el país de la arabidad por excelencia, es cuna de una civilización milenaria que ha servido, desde la aparición del Islam allá por el s.VII, como “bisagra” entre dos continentes: el Machrek (el levante o Próximo Oriente) y el Magreb (el occidente). El hecho de que ambos compartan la misma civilización árabe-islámica no impidió que su evolución histórica haya seguido caminos divergentes. 

Faruq I
La historia del Egipto contemporáneo ha estado marcada por la constante injerencia extranjera sobre su territorio. Desde la llegada de Napoleón a finales del s.XVIII hasta la incorporación como protectorado británico a partir de 1882, los egipcios intentaron desarrollar un gobierno autónomo marcado por la constante inestabilidad política y la corrupción de su monarca, Faruq I, quien desde su ascenso al trono en 1936 llevó una vida disipada y de lujos que resultaba escandalosa en comparación con la miseria con la que vivía su pueblo (parece claro, por tanto, que el problema de la corrupción es consustancial al país desde hace mucho). Esta situación de corrupción generalizada, unido a la derrota árabe en la Guerra árabe-israelí de 1948 (que dio lugar al actual Estado de Israel), acabó desembocando en el golpe de Estado de julio de 1952 protagonizado por el Movimiento de Oficiales Libres, sociedad secreta surgida en el seno del Ejército egipcio. Faruq se vio obligado a abdicar, abandonando el país hacia el exilio.

Nasser
Tras un breve paréntesis, a finales de 1953 uno de los líderes del Movimiento, el coronel Gamal Abdel Nasser, tomaba el poder hasta su muerte en 1970. Con Nasser, Egipto entra en una nueva etapa de su historia que le permite estar en la “primera línea” de la política internacional gracias a su papel dentro del movimiento de países no alineados y al desarrollo de lo que se ha venido a llamar como nasserismo.

Inauguración del Canal de Suez en 1869
Se llama nasserismo a la forma de gobierno que intentó establecer Nasser en Egipto hasta 1967, y que sirvió de modelo durante dichos años al resto de países árabes de la zona. En sí, fue una mezcla un poco extraña de populismo, nacionalismo, islamismo y socialismo con el objetivo de convertirse en la base ideológica de un régimen político de partido único. El modelo transformó las estructuras políticas del mundo árabe, permitiendo la llegada de militares a otros países de la zona (Libia, Túnez,…). También dio lugar al desarrollo de la idea panarabista (formación de un único Estado árabe en toda la región. Fue un fracaso pues sólo consiguió unirse temporalmente con Siria y Yemen entre 1958 y 1961, dejando abiertas las puertas a la intrusión del islamismo más integrista), al intento de renacimiento cultural recurriendo a las tradiciones islámicas, al desarrollo de una nueva vía económica diferente al capitalismo occidental y al socialismo soviético, y a la nacionalización de los sectores básicos de la economía egipcia. Es en este último aspecto donde tuvo Nasser el mayor de sus éxitos y el que le permitió convertirse en la figura principal del movimiento árabe del momento, y ello gracias al éxito en la nacionalización del Canal de Suez (1956), enfrentándose para ello a franceses, británicos e israelíes. Es el momento de máxima popularidad en su carrera política.

Pero este prestigio no fue duradero. Por una parte, su política interior no fue en paralelo a la exterior. Reprimió a la oposición interna (los Hermanos Musulmanes y al Partido Comunista egipcio) y prometió al pueblo reformas que le permitieran mejorar sus condiciones de vida y de trabajo (la nacionalización del Canal o la construcción de la presa de Assuán fueron los hitos más destacados en este aspecto). Por otra, no consiguió su objetivo de unidad árabe. Tras la derrota frente a los israelíes en la guerra de los Seis Días (1967), su “estrella” política fue difuminándose hasta su muerte en 1970, dejando pendiente la ansiada modernización y despegue económico del país.

Sadat
Tras la muerte de Nasser otro militar, Anwar el-Sadat, hereda la política panarabista y antisionista de su predecesor, al menos hasta 1973, cuando el fracaso en la guerra del Yom Kippur frente a los israelitas le hace cambiar su política hacia una vía más moderada y realista ante las circunstancias internacionales que permita un verdadero desarrollo del país. Así, en política exterior terminó con la tutela soviética y comenzó su acercamiento a los Estados Unidos con el fin último de recuperar los territorios perdidos frente a Israel en 1967 (conseguido en 1978 tras la firma de los acuerdos de Camp David, que suponían el fin de las hostilidades con Israel). En el interior inició una política aperturista tanto a nivel político (los Hermanos Musulmanes pudieron reiniciar legalmente sus actividades) como social (nuevo papel de la mujer) y económico (potenciación del turismo como fuente de riqueza para el país), lo cual permitió la aparición de grupos integristas que, al final, serían los causantes de su asesinato en octubre de 1981.

Hosni Mubarak
Otro militar, vicepresidente del país, sucede a Sadat tras su asesinato: Hosni Mubarak. Éste, en sus treinta años de gobierno, ha intentando mantener la política de su antecesor de equilibrio entre el tradicionalismo árabe y la alianza con norteamericanos e israelíes, lo que le ha permitido conservar un enorme prestigio a nivel internacional, aunque no entre las naciones árabes más radicales, que nunca han visto con buenos ojos su cercanía a Israel. Pero es su política interior lo que está causando el malestar actual que le puede costar el cargo. Los grupos radicales islámicos egipcios han estado desde siempre en contra del régimen, lo que ha supuesto que se haya mantenido la ley de Excepción decretada en el país desde el asesinato de Sadat. Ello ha significado en la práctica la eliminación de cualquier atisbo de actividad democrática o política en el país, el mantenimiento de un férreo sistema presidencialista, la nula validez de cualquier convocatoria de elecciones (el amaño de las mismas es evidente), el mantenimiento de una situación social y económica precaria, la corrupción en los cuadros administrativos y del Ejército,…

Revueltas populares en las calles de Egipto
El descontento social, la presión de los grupos islamistas, la labor de la oposición encabezada por los Hermanos Musulmanes, el contagio de otras revueltas exitosas (como la de Túnez, otro país donde el nasserismo derivó en una férrea dictadura plagada de corrupción), está llevando el país a una situación extremadamente delicada en la cual parece que la salida de Mubarak parece inevitable. El problema está en saber cuánto tiempo durará esta situación, cuántos muertos civiles quedarán por el camino, y cuál será el  rumbo de este milenario país una vez caído el sistema. ¿Democracia o integrismo islámico? Esa parece ser la cuestión que se debate ahora, no sólo en las principales cancillerías del mundo, sino, sobre todo, en las calles de las principales ciudades del país.



3 comentarios:

  1. Muy bueno, pero sobra la foto del Rey en la cabecera.

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  2. Me parece interesante aunque hecho en falta algo de tu opinión personal.

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  3. Hola

    Bueno, el blog lo estoy haciendo más como medio de divulgación que como ventana para mi opinión personal. De todas formas, "recojo el guante" e intentaré ser algo más crítico en próximas entradas.

    En cuanto a lo del Rey..., bueno, también se tratarán cosas de la Historia de España, así que...No deja de ser un personaje de nuestra Historia más reciente. No hay connotaciones políticas ni personales.

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Muchas gracias por tu aportación