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Ya vimos que, cuando la situación durante la 2ª Guerra Mundial empezó a cambiar en contra de las potencias del Eje, la dictadura franquista empezó a hacer cambios para "rebajar" el sesgo totalitario que suponía la influencia falangista en el país. Estas medidas se acentuaron al finalizar la guerra con la aprobación del Fuero de los Españoles y la Ley de Referéndum, así como distintos cambios realizados en el gobierno. A pesar de todos estos cambios y de la actividad propagandística de la dictadura, la situación a nivel internacional no mejoró en absoluto. El aislamiento internacional dio un primer paso cuando en noviembre de 1945 se produjo la retirada del embajador norteamericano, pero empezó a ser más efectiva ya en febrero de 1946 cuando el gobierno francés cerró la frontera con España en protesta por la ejecución de algunos guerrilleros del maquis. Aunque durante ese año se siguió discutiendo en la ONU la forma en la que imponer sanciones al régimen, no será hasta el 12 de diciembre de 1946 cuando la ONU haga una declaración en la que se acusa al franquismo de ser un régimen fascista que había colaborado con el fascismo italiano y con la Alemania nazi, se recomienda que España no pueda entrar en ningún organismo internacional, y se pide que si en un plazo corto de tiempo no se establece un régimen democrático pleno el resto de países que conforman la ONU retiren sus embajadores del país. A partir de ese momento, salvo el Vaticano, Portugal, Irlanda, Suiza y la Argentina de Perón, el resto de países irán retirando sus representaciones diplomáticas de España.
Si las potencias mundiales tomaron esta postura como una medida de presión para provocar la caída del régimen, en el interior del país el efecto fue el contrario, pues la hábil propaganda consiguió una reacción nacionalista masiva entre la población que fortaleció la figura de Franco. Ya unos días antes de la resolución se organizó una masiva manifestación de apoyo en la Plaza de Oriente de Madrid en la que el propio Franco echó la culpa de la situación al comunismo y a la masonería internacional. Otro ejemplo de este apoyo al Caudillo fue la acuñación de nuevas monedas con su efigie y el famoso lema de “Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios”.
De entre los apoyos diplomáticos que se buscaron en el exterior por Latinoamérica o el mundo árabe, en estos años difíciles del aislamiento el apoyo económico más importante se encontró en la Argentina de Juan Domingo Perón, que estableció líneas de crédito para España y el suministro de cereales y aceites básicos para la alimentación (la multitudinaria visita de la primera dama argentina, Eva Duarte de Perón, la famosa “Evita”, en junio de 1947, confirmó las estrechas relaciones económicas entre ambos países). Aquí podéis ver un vídeo de la visita de la Perón a España:
Con todo, el gran cambio que benefició a la dictadura fue el inicio de la Guerra Fría y el choque entre las potencias occidentales y el bloque soviético. De repente, un régimen que era catalogado como una amenaza para la paz mundial se convierte en un potencial aliado para los Estados Unidos, y además en una posición estratégica envidiable. Fruto de la recuperación de esas relaciones serán la firma de un nuevo Concordato con el Vaticano (agosto de 1953) y los Pactos de Madrid con los norteamericanos (septiembre de 1953), fundamentales para la primera recuperación económica que vivirá el país a partir de 1954 gracias a las líneas de crédito estadounidenses. Fueron pasos importantes, aunque se considera como final definitivo de este aislamiento la incorporación de España a la ONU el 8 de diciembre de 1955, aunque ya formaba parte de otros organismos como la UNESCO o la FAO, dependientes de las Naciones Unidas. Aquí podéis ver un vídeo sobre los acuerdos con los norteamericanos y el establecimiento de las bases norteamericanas en nuestro suelo:
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