jueves, 3 de marzo de 2011

LA "SOLUCIÓN FINAL"  (4ª parte)


Bote de Zyklon
…Es precisamente la invasión de territorio soviético lo que pone en marcha los preparativos para la búsqueda de una solución definitiva a la cuestión judía. La rápida ofensiva alemana le permite ocupar amplias extensiones de territorio que introduce en el Reich a un número cada vez mayor de judíos, gitanos y eslavos. Son los Einsatzgruppen (“grupos de acción” formados por comandos de las SS o de la SD), que acompañan a las tropas regulares que avanzan por el territorio, quienes se encargan de la “limpieza” de los principales núcleos de población judía que van encontrando en los territorios bálticos, bielorrusos y ucranianos, muchas de las veces ayudados por la propia población local, que mantiene un tradicional odio hacia la población hebrea. Las matanzas son numerosas, pero los métodos (fusilamientos masivos, disparos en la nuca, apaleamientos,…) son considerados demasiado lentos y “sucios” (demasiadas pruebas evidentes de las matanzas, creación de fosas,…), además de que están provocando enormes problemas personales entre los “verdugos”, la mayoría de los cuales caen en el alcoholismo e incluso en graves desequilibrios mentales. Hay que acelerar las ejecuciones, y para ello los dirigentes de las SS buscan soluciones. Una primera será la aplicación del monóxido de carbono en furgonetas preparadas para canalizar los gases del tubo de escape, pero el medio también era lento y no masivo. La solución final se va a encontrar con la aplicación masiva del gas Zyklon B, un insecticida a base de cianuro que ya había sido probado con éxito contra prisioneros de guerra rusos en el campo de concentración de Auschwitz. A partir de aquí el problema parece solucionado: construir campos de exterminio y aplicar el gas para eliminar a esta población sobrante antes del final de la guerra, que los nazis veían inminente.

Hermann Goering
Pero es el propio Hitler quien solicita que los métodos aplicados sean detallados y precisos, que todos los implicados en el proceso sigan un protocolo exacto sobre la finalidad a conseguir. Así, en julio de 1941 el Reichsmarschall Hermann Goering (mariscal del Reich, número dos del país y hombre de confianza de Hitler) envía una orden al por entonces jefe de la Policía de Seguridad del Reich, Reinhard Heydrich, para que ponga en marcha un plan que permita resolver la cuestión judía “de la manera más conveniente posible”, autorizándole a poner en marcha los mecanismos que considere necesarios para la eliminación de todos los judíos de Europa y dejando bien claro que todas las Administraciones del Estado deben estar involucradas en esta tarea.

Una vez elaborado el plan, lo que quedaba a Heydrich era hacer partícipe al resto de implicados cuáles iban a ser las líneas maestras del proyecto, dejando bien claro qué tipo de colaboración deberían prestar cada uno de los cuerpos del Estado. Para ello, el 20 de enero de 1942 se celebró la llamada Conferencia de Wannsee en dicha localidad próxima a Berlín. En el Protocolo final de la Conferencia, encontrado intacto en 1947 por los Aliados y utilizado en los Juicios de Núremberg contra los dirigentes nazis, se establece a través de distintos puntos los siguientes elementos:

  • Relación de participantes en la reunión: en la lista queda claro la participación de todos los elementos de la Administración nazi, desde miembros del partido hasta representantes de los ministerios de economía o justicia, por ejemplo.
  • Datos históricos sobre la emigración de judíos: Heydrich se declara como representante plenipotenciario para poner en marcha el proceso de solución de la “cuestión judía”. Además destaca las cifras de desplazamientos de judíos alemanes desde enero de 1933 en adelante, estableciendo la necesidad de aumentar  y canalizar esa emigración de la mejor forma posible.
  • Desglose de población judía en otros países: se dan cantidades sobre la población judía presente en distintos países europeos (unos 11 millones). Se indica la necesidad de revisar de una manera concienzuda la población judía real de cada uno de los países ocupados, los cuales serán enviados posteriormente hacia el Este, bien a trabajos forzados, bien a otras actividades, y contando para ello con la colaboración de la policía local de cada localidad. Los ancianos se establecerían en un ghetto especial.
  • Las Leyes de Núremberg: se considera que estas leyes deben ser la base para la realización del proceso de “solución final”. Se discute el tratamiento dado a personas de sangre “mixta” o a cónyuges judíos de alemanes.En el Protocolo, redactado por el ayudante de Heydrich, Adolf Eichmann, no hay mención escrita literal sobre el asesinato en masa de los judíos deportados, pero queda más que claro que las decisiones tomadas en Wansee ponen en marcha definitivamente el Holocausto (la Shoah) en Europa.
Palacio de Wansee

Monumento conmemorativo de Treblinka
En efecto, Heydrich ponen en marcha la llamada Aktion Reinhard, o plan de exterminio masivo de judíos europeos, que durará hasta finales de 1942 sin que su creador pueda llegar a ver sus resultados, pues fue asesinado por partisanos checos en Praga en junio de 1942. Será el general de las SS, Odilo Globocnik, encargado de crear los campos de exterminio de Belzec, Treblinka, Majdanek, Chelmno y Sobibor, quien ejecute el plan previsto de acabar con los diferentes ghettos esparcidos por todo el Warthegau y el Gobierno General polaco utilizando de forma masiva las cámaras de gas. Los éxitos son evidentes, y para principios de 1943 la Aktion Reinhard queda suspendida, sin que ello signifique el final de los asesinatos y deportaciones masivas, que se concentran a partir de entonces a los campos de exterminio de Auschwitz-Birkenau y Majdanek, donde las cámaras de gas y los hornos crematorios no dejarán de funcionar hasta principios de 1945, cuando las tropas rusas liberen los distintos campos sacando a la luz pública la realidad del genocidio nazi sobre la población judía europea.

Las cifras totales sobre el número de personas asesinadas en los campos de concentración y exterminio nunca han llegado a ser exactas, por cuanto que hay que tener en cuenta también a los asesinados directamente en las poblaciones ocupadas o a las víctimas del programa de eugenesia sobre enfermos mentales o discapacitados. Durante los Juicios de Nuremberg se intentó, de manera infructuosa, esclarecer el número total de muertos. Se calculan en algo más de seis millones de judíos, a los que hay que sumar unos 800.000 gitanos, casi cuatro millones de prisioneros de guerra rusos, más individuos calificados de “asociales” como homosexuales o presos políticos. En total, entre 15 y 20 millones de seres humanos de distinta raza y condición.

Los juicios de Nuremberg

 ¿Qué más se puede decir? El sinsentido de la condición humana. Las más bajas pasiones puestas al servicio de un Estado sustentado en bases irracionales y dirigido por personajes de pasado cuanto menos dudoso con “carta blanca” para cometer todo tipo de asesinatos. El genocidio perpetrado por el Estado nazi quizás sea el más conocido de nuestra Historia más reciente, pero han existido muchos más: las “purgas” de Stalin en la Rusia soviética, el genocidio camboyano bajo el régimen de los Jemeres Rojos dirigidos por Pol Pot, las matanzas en la guerra de Yugoslavia,… El odio por motivos de raza o religión no dejan de ser un elemento fundamental en la mayoría de estos asesinatos premeditados. Es por eso por lo que debemos procurar que las generaciones futuras conozcan estos acontecimientos, que analicen sus causas y consecuencias, que sean plenamente conscientes de la capacidad de odio y destrucción que puede generar la raza humana. Esta labor debe ser un estímulo en nuestra actividad docente para la búsqueda de una sociedad más generosa, libre y tolerante, apartada de cualquier tipo de prejuicio, en un intento por crear un mundo lo más solidario y pacífico posible.







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